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Los colores intensos y las figuras claras ayudan a que el niño mejore su capacidad de enfocar, reconocer formas, distinguir tamaños y diferenciar colores, fortaleciendo su percepción visual de manera progresiva.
Las tarjetas fomentan la curiosidad, el pensamiento exploratorio y la capacidad de asociación. Al observar, comparar y nombrar elementos, el niño ejercita la memoria, la atención y el razonamiento temprano.
Las imágenes simples y repetitivas favorecen la conexión neuronal, apoyando procesos de aprendizaje inicial y el desarrollo de habilidades como la identificación de patrones y la organización visual.
Son una excelente herramienta para actividades guiadas. Promueven la comunicación, el lenguaje, la imitación y el juego compartido, fortaleciendo el vínculo afectivo y creando momentos de aprendizaje significativo.
Se integran fácilmente en rutinas de juego, permitiendo que el niño aprenda de forma divertida, creativa y dinámica, mientras explora nuevas formas, colores y conceptos.